Viajar a Santiago de Chile desde Argentina es una opción cada vez más elegida por quienes buscan una combinación ideal entre naturaleza, ciudad, cultura y gastronomía. Gracias a su cercanía, la capital chilena se convierte en una escapada práctica y muy atractiva durante todo el año, especialmente en los momentos en los que Chile está barato para hacer compras. Para aprovecharla al máximo, es fundamental saber cuál es la mejor época para viajar a Santiago de Chile, según el tipo de experiencia que se desea vivir.
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Si vas a viajar al exterior, siempre es conveniente hacer seguro tu viaje; por eso, compará asistencias al viajero y contratá la que más te conviene.
Situada al pie de la Cordillera de los Andes, Santiago ofrece un paisaje imponente y una propuesta cultural vibrante. Desde museos y galerías hasta viñedos y centros de esquí, la ciudad tiene planes para todos los gustos y estaciones. Pero no todas las épocas del año son iguales: el clima, los precios y las actividades disponibles pueden variar mucho entre el verano y el invierno.
Por eso, al organizar un viaje, conviene tener en cuenta tanto el calendario como los propios intereses.
Entre junio y septiembre, Santiago se transforma en un gran punto de partida para quienes quieren disfrutar de la temporada de nieve. A poca distancia del centro de la ciudad se encuentran centros de esquí reconocidos como Valle Nevado, El Colorado o La Parva, que reciben visitantes de toda Sudamérica.
Durante esos meses, la ciudad vive sus temperaturas más bajas, con mínimas que rondan los 0 °C, pero también sus paisajes más espectaculares. Ver la Cordillera nevada desde cualquier rincón urbano es una postal inolvidable.
Esta temporada es ideal para quienes quieren combinar ciudad y aventura. Es clave reservar con anticipación, ya que julio suele ser temporada alta por las vacaciones escolares.
Si se busca caminar por los barrios más encantadores de Santiago, como Bellavista, Lastarria o Italia, o disfrutar de su gastronomía al aire libre, la primavera (septiembre a noviembre) y el otoño (marzo a mayo) son, sin dudas, la mejor época para viajar a Santiago de Chile. El clima es templado, los días son largos y el paisaje urbano se llena de colores, con árboles florecidos o hojas otoñales.
Durante estos meses, la ciudad ofrece una agenda cultural muy activa, con festivales de cine, música y arte. También es una excelente época para hacer excursiones cercanas, como al Cajón del Maipo o a las viñas del Valle del Maipo, donde se puede disfrutar de catas de vino y almuerzos al aire libre.
Los precios tienden a ser más accesibles que en temporada alta, y hay mayor disponibilidad en hoteles y vuelos.
Durante diciembre, enero y febrero, Santiago vive su verano con temperaturas que pueden superar los 30 °C. Si bien no es el momento ideal para realizar caminatas extensas por el calor, la ciudad ofrece una ventaja importante: muchos santiaguinos se van de vacaciones, por lo que las calles están más tranquilas, hay menos tráfico y se pueden visitar los puntos turísticos con más comodidad.
Además, es temporada de rebajas en los shoppings, lo que atrae a muchos argentinos que buscan hacer compras. Centros comerciales como Costanera Center o Parque Arauco ofrecen descuentos interesantes, especialmente en ropa y electrónica.
Otro punto a favor es la posibilidad de combinar el viaje con la costa chilena. En menos de dos horas en auto, se puede llegar a Viña del Mar o Valparaíso, ideales para disfrutar del mar, la bohemia y la gastronomía marina.
Más allá del clima, muchas personas también se preguntan cuál es la mejor época para ir a Santiago de Chile desde el punto de vista económico. En general, las temporadas intermedias —como mayo y noviembre— ofrecen precios más bajos tanto en vuelos como en hospedaje.
Si querés hacer un viaje completo, reservá tus actividades en Santiago de Chile. Si querés moverte cómodo podés alquilar un auto o ver opciones de micro, tren o ferry.
Elegir la mejor época para viajar a Santiago de Chile depende del tipo de experiencia que se quiera vivir: ya sea un viaje de compras, una escapada romántica, unas vacaciones en la nieve o un recorrido por la cultura urbana. ¿Qué esperás para planificar tu viaje?